Acerca de LASA2021
Crisis global, desigualdades y centralidad de la vida
La crisis global desatada por la expansión de la COVID-19 en todo el planeta ha tenido consecuencias dramáticas en América Latina, poniendo a prueba la capacidad de los Estados frente a la protección de sus ciudadanos/as. Las secuelas de la enfermedad, entendida como un hecho social y político, han desnudado las carencias estructurales de los países de la región y la persistencia de dinámicas de inequidad, exclusión y autoritarismo.
Las consecuencias sobre la economía han sido también devastadoras en una región que ya experimentaba problemas de crecimiento y procesos de concentración de la riqueza. La pandemia ha implicado profundas afectaciones en los procesos de reproducción social y en la vida cotidiana de muchos sectores sociales en el continente. Por otra parte, esta crisis ha desatado también reflexiones profundas sobre la centralidad de la vida y los cuidados en los modelos económicos y sociales, la urgencia de enfrentar las desigualdades sociales, el imperativo de actuar frente a la devastación ambiental y la necesidad imperiosa también de garantizar procesos democráticos.
Además, la COVID-19 se desarrolla en el momento histórico de mayor conectividad global. En ese contexto emergen paradójicamente medidas restrictivas a la movilidad y de confinamiento al espacio nacional en prácticamente todos los países las mismas que han generado políticas de control sobre las poblaciones y sus cuerpos. Sin duda, estos procesos tendrán efectos en la vida pública y privada.
El congreso de LASA en Vancouver 2021 tiene el propósito de convocar a las personas que estudian las sociedades y culturas latinoamericanas y del Caribe a reflexionar sobre las lógicas que inscriben a la región en los procesos de globalización contemporáneos, sobre los impactos que estos procesos han tenido en la vida de sus habitantes, en la arquitectura institucional de los Estados y en las dinámicas culturales del continente. El manejo de la crisis, pero sobre todo las consecuencias sobre los grupos más vulnerables, expresan el requerimiento de reflexionar acerca de las causas de esa vulnerabilidad tanto en términos históricos como coyunturales.
La crisis actual, en realidad, agudiza varias tendencias que ya estaban presentes en la vida social, cultural, económica y política de la región. Hemos vivido fenómenos dramáticos de movilidad humana que se ilustran en los éxodos y desplazamientos masivos intrarregionales o hacia las sociedades de los centros económicos del globo. También se han reforzado ciertas dinámicas políticas autoritarias en contextos de emergencia. Un crecimiento lento de las economías, así como la agudización de las desigualdades estructurales, hacen evidentes dinámicas de mercados de trabajo caracterizados por la informalidad y la precariedad. Por último, la persistente exclusión de pueblos originarios y afrodescendientes y distintos escenarios de violación a los derechos humanos, son todos procesos que muestran que la necesidad de deliberar sobre la democracia está más vigente que nunca en la región.
América Latina y el Caribe vivieron en el último año particularmente situaciones generalizadas de protesta social en varios países de la región. Movilizaciones masivas se desplegaron no solamente alrededor de las problemáticas básicas que generan estas reacciones como la pobreza y la injusticia social sino también demandas relacionadas con la lucha contra la violencia de género y el feminicidio, la legalización del aborto, la desaparición forzada, la defensa de recursos naturales y los territorios, la movilización por la paz y contra asesinatos selectivos; y por supuesto la democracia. La protesta social se vuelve un sitio estratégico para comprender las culturas políticas y los límites de nuestros sistemas políticos en distintas escalas, locales, nacionales y globales.
La crisis actual ha generado una serie de rupturas que evidencian también las reminiscencias de diversas expresiones y prácticas de autoritarismo en América Latina. Los acontecimientos del último año nos invitan a repensar la situación actual sin olvidar el pasado y su herencia, ejercitar la memoria colectiva para identificar las múltiples respuestas culturales y societales que se han formulado en otros periodos críticos. Es necesario, en ese sentido, reflexionar sobre las distintas manifestaciones del poder y las réplicas que las sociedades han construido a lo largo de la historia para expresar su malestar y sus propuestas de cambio.
Nuevos retos y desafíos ponen en tensión a los Estados y sociedades en América Latina y el Caribe. Esta convocatoria al congreso LASA2021 es también un llamado a contribuir desde nuestras disciplinas y campos del conocimiento al debate en torno al acceso a la justicia, los derechos básicos y la construcción y consolidación de regímenes democráticos.
Por último, tener como eje de discusión el carácter global de la COVID-19 ofrece también la oportunidad de enlazar debates entre las ciencias sociales, las humanidades y otras ciencias como la biología y las ciencias de la salud. Esperamos que este congreso posibilite también estos puentes.
Esta convocatoria le apuesta a un congreso híbrido que posibilite tanto una participación presencial en la ciudad de Vancouver -si la evolución de la situación sanitaria global lo permite- como virtual.